30 oct 2012

Contracorriente y Culo Sucio.

En verdad no sé si debería citar mejor al Sr. Mojón en lugar de a Culo Sucio.

Lo cierto es que es lo de menos. De cualquier manera habrá quien piense que mis reflexiones, aquí y ahora, son un truño gigantesco en mitad de la que está cayendo. También supongo que habrá gente que se sienta identificada. En cualquier caso, aunque siempre me lo propongo y nunca lo consigo trataré de ir al grano.

Tengo una necesidad imperiosa y postergada de explicar mi progresivo y,- me temo que cada vez más-, profundo distanciamiento de las redes sociales desde un punto de vista participativo. Me siento mejor en mi tribuna voyer. Esto me parece obvio aun cuando se deba a ciertas particularidades que no vienen al caso y que pueden valer para cualquier otra persona y responder incluso a motivaciones de auto justificación  Con la que está cayendo. Oigan.

Cierto es que mi susceptibilidad y mi incorregible tendencia a meterme donde no me llaman -o donde llaman a la peña pero con la boquita pequeña- me hace entrar en bucles espacio-temporales que no son el medio ideal para interactuar con los demás de una manera... ¿cómo lo diría? Sí: lo más aproximado, aunque no quiera reconocerlo, es "mentalmente saludable". El problema es mío, desde luego, por mucho que diga ahí arriba lo de la "boquita pequeña". Y es un verdadero despropósito pensar en "lo mío" con el momento de necesidad de amor fraternal y fuerza colectiva necesarias para levantar al país en medio de la que está cayendo.

Peco de arrogancia, lo sé. No son en absoluto relevantes todas estas boberías de niña de teta. Con la que está cayendo.

Será que me abruma el chorreo de publicaciones contra el dogma del "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades" y el cinismo y la hipocresía de mucha gente que ya formaban parte de mi entorno social antes de agregarlos a una lista de facebook o  de tuinter.

Será que no me parece justo ni adecuado que se me achuche en mi muro porque no les gusta cuando callo porque estoy como ausente.

Será que las decepciones por las diferencias ideológicas y el que no sea yo sola la que se las sabe todas me irrita. O quizá que cuando sale a pasear la condescendencia quede muy bien dar la callada por respuesta o directamente negar las capacidades de comprensión del que discrepa. Sí. Yo también lo he hecho. Con la que está cayendo...

Pero lo que no me cabe ninguna duda de que sí que es y está -e insiste en mi cabeza machaconamente- es la ausencia de empatía. Pero no la más reciente, con los pelos como escarpias, por esas personas que se han suicidado porque tenían fecha para el desahucio. De nada sirve ya la compasión. O los gritos en el cielo porque en Extremadura cuatro de cada diez niños están en riesgo de pobreza y exclusión social. Me refiero a la ausencia de empatía de hace años. Todos estos:

Tasa de riesgo de pobreza


Hoy, cuando mi propia situación personal, paradójicamente (y no en todos los aspectos...) ha mejorado con respecto a la tremenda crisis que viven muchos otros semejantes, no puedo dejar de pensar en echar una mano, en la medida de mis posibilidades (que son algo menores que las de Amancio Inditex Ortega), a quien me pilla físicamente cerca.

Y, con la que está cayendo, no tengo la nobleza de carácter suficiente ni la paciencia necesaria para aguantar lecciones, ni en facebook, ni en twitter, ni en la cochibamba virtual de turno, de personas que hace taytantos años no eran capaces de ver que sus actividades especulativas del "todo el mundo lo hace" o las justificaciones del colega o el familiar de turno "quesque había firmado por muchos ceros y que qué majos los del banco, porque ya si eso la vendía después por un cero más si se quedaban en paro", provocaban que se  encareciese la vivienda de alquiler de una paisana como la menda. Y resulta que esta menda malencarada, cabreada y vinagres, tenía por aquel entonces a su cargo a una menor en riesgo de exclusión social -Oh, sielos! Guós da fack!- y, para evitar males mayores, metía horas como una jabata en un antro grasiento y se privaba de sus propios sueños, postergándolos.

Y ahora digan si quieren que bueno, pos que yastá, que no nos representan -¡JA!- y que puedo ser feliz contracorriente y con el culo maloliente...

Con la que está cayendo.

22 mar 2012

Dorian Grey que estás en Lanzarote.

Erase una vez una persona con mucho mando. Trabajaba en la escala ejecutiva de una empresa y era la típica que iba de guay, de benefactora de la chusma que tenía subordinada y a los que trataba de manera exquisita un día no y los otros cuatro restantes tampoco.
Era tal su magnanimidad que disponía de todo como si fuera administradora universal del cotarro. Sólo que sin serlo. Al que miraba para otro lado y le recogía las compras en la Calle Real sólo le pisaba un callo un par de veces al mes. Al que la miraba torcido pero no abría la boca le acusaba de incrementar las facturas que tenía que cargar a la empresa del psicólogo y del gurú que la enderezaba el karma. Pobrecita ella. Y al que hacía su trabajo intentando ser productivo y escrupuloso con unas mínimas reglas éticas, le ridiculizaba y humillaba sólo por respirar.
Así llegó un día en el que, al requerir un trabajito de dudosa honestidad a uno de sus pretendidos lacayos de los del último grupo, éste la contestó:

-Por ahí no paso. Dimito: yo tengo principios.

A lo que la divina potestad respondió entre carcajadas:

-Los principios no pagan las facturas, mi niño. Qué gracioso eres cuando te pones gracioso, valga la rebuznancia. (porque, efectivamente, esta persona era un pozo muy hondo de sabiduría, como seguramente estabais pensando... ¡ejem!)

Es necesario no obstante aclarar que, aunque puede parecer tentador concluir que era sensata la respuesta, para esta persona singularmente tocada por el dedo de Dior, las facturas de ella eran más importantes que las del resto de los mortales. Y que se debe entender como imprescindible que tus vástagos vayan a colegios internacionales y que el vestido nunca puede ser de menos glamour que el de Ana Rosa Quintana. Ya si eso, los que tienen principios que viajen con Ryan Air y tiren de marca blanca en el Hiperdino.

Y así se empieza a tolerar lo intolerable, aunque no lo crean, hasta que te conviertes en un engendro como el del retrato.

15 mar 2012

Sequía

sol calimoso


Del crudo clima de la aldea, lo único que me gustaba era la lluvia. No es un gusto en absoluto especial, puesto que una de las razones por las que prefería la lluvia era la incidencia inmediata en la suavidad de las temperaturas. Si llueve hace menos frío o así me lo aprendí yo. Están también las típicas motivaciones románticas de acercarse a una ventana y observar las gotas resbalando por el cristal, con la mirada perdida y la mente divagando con los "por qués" propios de la fase anal freudiana, en un intento de auto convencerte de lo profundos que son tus pensamientos. Momentos de melancolía cálida en el interior del hogar, mientras la gente camina deprisa para no mojarse o se oculta la identidad del que se guarece bajo un paraguas visto desde arriba.

Aquí la temporada de lluvias es corta. El año pasado fue corta y también devastadora para la gente que vive en alguno de los barrios de la capital, con vías de canalización deficientes que agravaron las consecuencias de las trombas repentinas de agua. Algunas viviendas resultaron inundadas y los daños siguen a día de hoy siendo motivo de reclamación para los afectados, que sufrieron una infame desatención por parte de los responsables municipales.
Este año no ha habido damnificados por lluvias torrenciales. En su lugar se verán en graves dificultades las zonas rurales que dependen de la producción agraria y los pequeños huertos de auto-consumo. Consecuencias tampoco despreciables en circunstancias como las que nos está tocando vivir, en medio de grandilocuente macroeconomía y religioso equilibrio presupuestario.

Los días de calima también resultan un poco más molestos sin lluvia. La semana pasada tuvimos un par de días de estos en los que no ves tres palmos más allá de las narices, por la nebulosa polvorienta ambiental que te rodea. A pesar de las dificultades respiratorias que acarrea a buena parte de los habitantes de la isla lunar, a mí me gusta. Me sigue pareciendo un fenómeno de extraña belleza. Y me recuerda a las ocasiones en las que he viajado a la costa cantábrica subiendo Los Tornos rodeado de niebla a veinte por hora. Sólo que aquello era humedad pulverizada, en medio de un día oscuro y aquí, lo que te envuelve, es polvo en suspensión procedente del desierto africano, con un sol redondo, radiante y difuso en el firmamento.

Son tiempos de cambio de nuevo. Como para muchas otras personas, en cualquier caso.
Aunque últimamente no puedo evitar pensar en los refranes que con más frecuencia utilizaba mi madre: "Mal de muchos..."
Anoche volví a soñar con ella. Me desperté llorando y aún ahora, 24 horas después, recuerdo nítidamente casi todo lo que la narración, onírica y lineal, me proyectó. Ella estaba viejita y mi fisonomía y la de mis hermanos era jovial. Y me siento como una niña caprichosa, déspota y cruel. Tal y como era yo en el sueño. Todavía no me he desprendido del impacto.

Me siento seca y dura. Espero que llueva pronto para no resquebrajarme como la tierra en el llano de enfrente.

24 feb 2012

Me las piro otra vez.

Y la nueva dirección, para quien todavía tenga la deferencia de pasarse por un blog que actualiza de año en año:
eviesfera.wordpress.com
Hasta luego.

Mi síndrome

Hace mucho tiempo que migré esta bitácora altamente personal de blogger a wordpress.*
El cambio parecía muy conveniente en apariencia, puesto que las posibilidades de este gestor de contenidos son bastante diversas.

Al principio me atraía la bobería de hacer páginas estancas, con contenidos clasificados por diferentes aspectos. Pero me he dado cuenta de lo insustancial que es en mi caso hacer esa separación. Me parece complicadísimo dividir mis idas de olla personales en diferentes temas. Y no deja de ser una paradoja el hecho de mudarme desde blogger porque aquello me parecía un batiburrillo.

La cuestión esencial es que me siento incapaz a la hora de afrontar una definición sobre mi persona con la caja de texto en blanco. Juraría que, hace siete años, cuando comencé a sentirme parte de la blogocosa, no me parecía tan difícil.

Es curiosa la analogía vital con el medio analógico que tiene todo esto; la vida me ha enseñado mis contradicciones gracias a la interactuación con gentes en la red y, al mismo tiempo, no puedo dejar la reflexión sobre mis incoherencias cotidianas en el medio físico, geográfico y social en el que me desenvuelvo malamente.

Me llevo bofetadas a diario en mis propias creencias. Ya no me siento tan estupenda como antes. Mis principios siguen estando ahí pero la duda aumenta con la edad. Sólo tengo claro que hay que sumar revoluciones y que no me parecen cercanas en la misma medida que siento lejos a mucha gente que me importa, tanto física como ideológicamente.

Mis ideas recalaron por deseo propio y cabezota en una islita aislada en el Atlántico. La adoro y la odio a veces. Antes de vivir aquí no me pasaba. Me aborrezco a mí misma muchas veces por sentir así. Al menos es sólo puro sentimiento irracional y puedo distinguir pasión y razón. No tiene sentido amar u odiar a un trozo de tierra. Tampoco generalizar esos sentimientos a las gentes que aquí viven porque, como mínimo, debo empatizar y ver que son fases éstas que muchos habrán vivido también.

Recuerdo el primer año de llegada, cuando era tan crítica con ese pensamiento ajeno del cierre autóctono y recuerdo no entender a quienes hablaban del síndrome insular. Me preocupa ver que ha calado en mí un sentimiento reaccionario ante el proteccionismo.

Me hago un lío con los conceptos y paso de la defensa en pro de la soberanía de los pueblos a estar estupefacta por la xenofobia de algunas personas que clasifican ideas de izquierdas en modo maniqueo, que excluyen a colectivos y que me hacen sentir mal. No sé si me siento mal porque me mueven a una reflexión negativa sobre mis propios actos y comentarios o porque me siento injustamente juzgada. Será que yo también lo hago, será la madurez...
Y en estas estamos. A ver si me aclaro para dejar el autoconocimiento obsesivo y pasar página a este sentimiento de parálisis estúpida.

* Y en octubre de 2020 tuve que volver a blogger a la fuerza, porque me denunciaron el worpress al intentar montarme el onlyfans "independiente" mediante una nueva página indexada a la bitácora.

(Actualización de fecha 4 de marzo de 2022).